Por Roy Daza/Diputado a la Asamblea Nacional por el PSUV – @RoyDazaPSUV
Toda la nación levanta su voz de protesta ante las amenazas de personajes siniestros que intentan boicotear el Diálogo Nacional, que en distintos escenarios mantiene el Gobierno del Presidente Nicolás Maduro Moros con las oposiciones.
Bob Menéndez, senador estadounidense y James Story, embajador ante la “farsa malandra” de Juanito Alimaña, se declararon en cruzada contra cualquier entendimiento. ¿Están preocupados? Tienen razones para ello, ya que los acuerdos siguen su curso.
El senador de la ultraderecha trumpista señaló que “cualquier calibración de las sanciones impuestas por la Comunidad Internacional deberán ser ligadas directamente a la voluntad del régimen de adoptar medidas concretas como resultado de las negociaciones con la Plataforma”.
En primer lugar hay que decirle a este agente de los más oscuros intereses que no sea entrépito, las deliberaciones en Caracas o en la Ciudad de México son un acto de soberanía nacional; en segundo término, que su gobierno, -el de EE.UU.- no es la Comunidad Internacional, la misma está integrada por 193 países representadas en las Naciones Unidas; y, tercero: que las llamadas sanciones son un acto criminal, un genocidio que su gobierno comete contra todos los venezolanos y todas las venezolanas, y no tienen ni el más mínimo fundamento jurídico ni político.
Por su parte, Story, repite que reconoce a Guaidó y que adoptarán nuevas sanciones si las conversaciones no arrojan los resultados que ellos esperan. Tal afirmación es injerencista, y no la aceptamos.
Tanto Menéndez como Story deberían tener claro que sus amenazas no torcerán el rumbo del proceso de Reconciliación Nacional, además del Memorándum de Entendimiento, ya han sido suscritos dos acuerdos esenciales: uno, que ratifica la soberanía de Venezuela sobre la Guayana Esequiba, y otro que está dirigido a la protección social del pueblo.
Los promotores del caos atacan el Diálogo, pero serán derrotados por este pueblo heroico, que tiene derecho a vivir en paz.
