“Por el bien de todos, primero los pobres. Esta frase debiera ser la esencia de la actividad política, porque es sinónimo de humanismo y una forma distinta de entender la importancia del poder, cuyo ejercicio, como lo he dicho muchas veces, sólo es puro y virtuoso cuando se pone al servicio de los demás”, es el axioma final para dejar claro que es necesario plantear una Agenda Humanista Alternativa para América Latina y el Caribe que enfrente la pobreza, la desigualdad y transforme la sociedad en que vivimos.