Con los nazis no se juega ni se duda (1)

Por Gregorio Pérez Almeida

Pareciera que estuviera obsesionado con Heidegger y su nazismo ontológico, pero es que el peso que tiene el nazismo en la geopolítica de los siglos 20 y 21 trasciende el ámbito académico y penetra en el campo político de cuerpo entero. Con sólo tener presente el resurgimiento en Europa de movimientos y partidos políticos “neo-nazis” que utilizan a Heil como su ideólogo es para preocuparse. En 2004, el Partido Nacionaldemocrático Alemán, utilizó en una manifestación una pancarta con la frase final del discurso de Heil al asumir el rectorado en Friburgo, en 1933, y son muchas las publicaciones y organizaciones ultraderechistas que lo tienen como referente principal.

Heil, continuó su difusión de los principios del nazismo y el hitlerismo hasta el día de su muerte, hizo trampas de todo tipo para pasar de gran filósofo y como un contagiado asintomático de C19, regó su virus en el mundo académico, con lo que nos coloca a las y los habitantes del sur sobre una navaja de doble filo: al eurocentrismo ancestral de la filosofía alcahueta del colonialismo depredador, tenemos que agregar el nazismo de Heil que defienden muchos de nuestros inocentes filósofos(as).

Dije geopolítica y daré dos ejemplos, uno desgarrador que tengo entre pecho y espalda desde hace años y el otro que tiene que ver con el sustento fascista de la política de la Casa Blanca y que un intelectual estadounidense llama “Totalitarismo Invertido”. El de hoy trata del error mortal que cometió Salvador Allende con los nazis en Chile. Aquí va el desembuche…

La incubadora chilena

            Mi fuente es el libro de Víctor Farías, “Los nazis en Chile”, publicado en el año 2000. Todo comenzó con la advertencia de la poeta Gabriela Mistral, cónsul de Chile en Niza para el año 1939, en una carta confidencial dirigida a la Secretaría de la Presidencia de la República y que fue transcrita el 11 de julio de ese año al Ministerio de Relaciones Exteriores. Farías cita párrafos de la carta enviada por Mistral para los fines a que haya lugar, en los que dice: “Me permito hacerle presente que el dinero nazi trabaja en este momento –lo sé positivamente- en varios países sudamericanos”.

Y, advierte que, hay que vigilar los procesos de la inmigración de judíos perseguidos en Chile, porque ella sospecha de algunos funcionarios que juegan doble papel, como dosfascistas comeliberales que el gobierno tenía hace dos años en Berlín y a quienes conocí y escuché con vergüenza chilena.”

El “comeliberales” principal era Miguel Cruchaga Ossa, cónsul de Chile en Berlín a partir de 1931, secretario de segunda clase ad honorem de la Legación chilena en Alemania y autor del libro “El Tercer Reich”, lanzado simultáneamente en Berlín y en Santiago en el contexto de la toma nazi del poder en 1933. Ya en 1926 era presidente del “Ateneo Iberoamericano de Berlín”, institución patrocinadora de los pensamientos e intereses nazis en Iberoamérica. Cruchaga no estaba solo ni hacía algo nuevo, porque en 1929 había dos instructores alemanes en el ejército chileno: los generales nazis Von Knauer y Von Kieling.

 Además, la primera organización nazi en Chile, la Liga Nacionalsocialista, fue fundada en 1932, por el general de división Francisco Javier Días Valderrama (hecho reconocido por el mismo Hitler) y posteriormente, 1934-35, el General Wilhelm Von Faupel, director del Instituto Ibero Americano en Berlín, forma un grupo de acción para la penetración de las fuerzas armadas de toda América Latina, especialmente de Chile, y dentro de ellas, el ejército. Para esto, entre otras cosas, crea la revista militar, Ejército-Marina-Aviación, absolutamente nazi desde el punto de vista ideológico, que era utilizada por el joven oficial Augusto Pinochet Ugarte en sus conferencias a oficiales de la Academia de Guerra… como él mismo lo cuenta en sus memorias.

La descripción que hace Farías de la presencia nazi en las instituciones chilenas es tan precisa y contundente que no podemos menos que preguntarnos: ¿Cuán profundas son las raíces del nazismo en Chile?, ¿Cuán amplias son sus ramas? La respuesta es angustiante, porque ya en 1938 hubo en Chile un intento de golpe organizado por el movimiento nazi bajo la conducción de su jefe Jorge González Mareés. Esta intentona se da en la confluencia conflictiva de dos corrientes, una política y otra económica. La política fue que “el electorado chileno evolucionaba hasta el punto de elegir ese año un gobierno de Frente Popular”, y la económica era que desde 1935 Alemania había reemplazado a Gran Bretaña como el segundo país del cual se importaban productos y para 1937 había desplazado a Estados Unidos, convirtiéndose en el primer cliente de las actividades comerciales internacionales de Chile.

Luego del largo periplo de la infiltración nazi no sólo en las fuerzas armadas chilenas, sino también en las instituciones culturales, políticas y científicas, expuesto en los bien documentados capítulos del libro, llegamos a nuestro dolor de cabeza: el Epílogo. Dolor de conciencia más que de testa, porque se trata del caso Walter Rauff, un sanguinario criminal nazi, (creador de los “autobuses de la muerte”) escondido en Chile desde 1961 y que, en el año 1972, es solicitado en extradición a Allende por el “cazador” de nazis Simon Wiessenthal, para ser juzgado en Alemania.

El caso ha sido analizado y discutido desde distintos puntos de vista, pero la evidencia fáctica –es decir las cartas publicadas por Farías- demuestra que Allende se negó a extraditarlo con la argumentación, jurídicamente correcta, de que ya la Corte Suprema había fallado negativamente ante la misma petición en 1963, basándose en la prescripción de la acción penal correspondiente, según el orden legal vigente en Chile. Es conocido que Wiessenthal envió otra comunicación a Allende el 21 de agosto de 1972, mediante el embajador de Chile en Viena, en la que le pedía examinara la posibilidad de deportar a Rauff, quien aún no se había naturalizado como chileno, pero antes de que Allende pudiera contestar la segunda carta… Pinochet dio el golpe de Estado…y Walter estuvo muy activo… 

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