“Si muchos de estos países en todo el mundo son incapaces de gobernarse a sí mismos, es hora de que nos volvamos a poner el sombrero imperial y digamos, vamos a gobernar esos países… porque ya es suficiente, hemos terminado, siendo invadido…”.
Podcast “Off Leash” – Erik Prince, fundador de la empresa mercenaria Blackwater
“Con el fin de mejorar tu juego, debes de estudiar los finales antes que todo, ya que mientras que los finales pueden ser estudiados y dominados por sí mismos, el medio juego y la apertura deben de ser estudiados en relación con los finales”.
José Raúl Capablanca – Ajedrecista cubano, Campeón Mundial de Ajedrez 1921 a 1927.
Hace unos días, en Colombia, se discutía la aprobación de la Ley 285, que busca establecer un acuerdo entre Colombia y Venezuela sobre la promoción y protección recíproca de inversiones. La iniciativa presentada por el Gobierno de Petro, en su momento, en las manos de Álvaro Leyva Durán y Darío Germán Umaña Mendoza, fue frenada por el Centro Democrático (Uribismo) ¿Por qué? En palabras del representante uribista a la Cámara de Representantes, José Jaime Uscátegui, la respuesta deja colar la complejidad del Plan “Hasta Al Final”, entendiendo su alcance más allá de las fronteras venezolanas: “El acuerdo no puede ser una realidad hasta tanto no se aclare el futuro político de María Corina Machado y se brinden plenas garantías electorales a la oposición del vecino país”.
Las palabras de Uscátegui fueron posteriormente refrendadas en un comunicado del propio Centro Democrático, que entre tantos ataques a la Revolución Bolivariana, señalaba lo siguiente: “La democracia y las elecciones en Venezuela recibieron un espaldarazo por parte de la Cámara de Representantes en Colombia, tras lograrse el aplazamiento de la aprobación del proyecto de Ley 285 (…) El Centro Democrático ha abogado en diferentes espacios nacionales e internacionales por unas elecciones libres en Venezuela y el regreso de las plenas garantías electorales a María Corina Machado y la oposición de nuestra hermana Nación”. Suena irónico que sea el propio Centro Democrático que alce las banderas de los Derechos Humanos, cuando es notoria y ampliamente documentada la relación de miembros de este partido con el paramilitarismo o apoyo a la “Operación Libertad” y a personajes como Lorent Saleh y Carmona Estanga, por citar solo dos miembros de la oposición vinculados a conspiraciones y golpes de Estado. Seguramente en las investigaciones que adelanta la Fiscalía General de la República, no sobraran vínculos entre los implicados de las cinco conspiraciones que han centrado como objetivo al Presidente Maduro y miembros de este bloque del uribismo.
Paralelamente a la acción del Centro Democrático, en los Estados Unidos, el Centro Wilson (Woodrow Wilson International Center for Scholars), un think tank conservador, al que el ex presidente colombiano Iván Duque se acaba de incorporar como “miembro distinguido”, realizó esta semana un conversatorio denominando, “Venezuela en una encrucijada: ¿El Acuerdo de Barbados es un soporte vital?”. La actividad conto con la moderación de Leopoldo López (quien figura como becario en políticas públicas del Centro Wilson), las palabras de apertura estuvieron a cargo del ex Embajador de los Estados Unidos William Brownfield, quien lo tiene claro de cómo salir de Nicolás Maduro, “En este momento quizás la mejor solución sería acelerar el colapso, aunque produzca un periodo de sufrimiento mayor, por un periodo de meses o quizás años” y las palabras de cierre contaron a Duque como protagonista. En el portal web del Centro Wilson, la reseña de la actividad señala: “Venezuela se encuentra en una encrucijada, ya que el régimen autoritario liderado por Nicolás Maduro resiste la presión internacional para celebrar elecciones democráticas este año, como se acordó en el Acuerdo de Barbados en octubre pasado. Venezuela no ha fijado una fecha para las elecciones y en enero su Corte Suprema descalificó de la contienda presidencial a la ganadora de las primarias opositoras, María Corina Machado. El fallo judicial llevó a Estados Unidos a volver a imponer algunas sanciones, examinar la posibilidad de revertir sanciones futuras y planteó dudas sobre el futuro del Acuerdo de Barbados. El resultado de este último enfrentamiento tiene implicaciones significativas para los derechos humanos en Venezuela, la crisis migratoria regional y la seguridad energética global”.
Ajustado al guion, Brownfield, en su intervención, indico que “Nicolás Maduro nunca cumplirá con un acuerdo que se traduzca en su salida del poder” y que para ello señalaba tres opciones que según él, le quedaba al Presidente Maduro de cara a las elecciones del 2024: “que la oposición escoja a otro candidato al que si le pueda ganar, permitir las elecciones pero para robárselas como ha hecho en el pasado, o cancelar el proceso electoral en su totalidad”.
Del otro lado del Atlántico, en el frente europeo, la Vicepresidenta del Parlamento Europeo, Dita Charanzová, dejaba constancia de la línea trazada sobre Venezuela: “No habrá elecciones democráticas sin la participación de María Corina Machado. El Parlamento Europeo va a apoyar a María Corina Machado y a las fuerzas democráticas venezolanas #HastaElFinal”.
Debemos resaltar que cada intervención, publica y en secreto, de esta corriente neoconservadora a nivel global va de la mano de la línea política dispuesta por Washington para aniquilar a la Revolución Bolivariana, entre el ultimátum del portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Kirby, “Tienen hasta abril”, y “el no reducir ni modificar sus planes de exploración y producción petrolera en Guyana” de Exxon Móvil, de la mano del gerente de exploración y producción Liam Mallonde. Tengamos presente, “36.000 millones de dólares, o 8,89 dólares por acción”, son razón suficiente para que activar el gran complejo militar para generar un conflicto en el territorio en reclamación con Guyana. La paz de la región la colocan en la mira.
Mientras el Plan “Hasta el Final”, continúa su andar a escala planetaria, no perdamos el contexto y el alcance de la ola neoconservadora que recorre al mundo en su afán de “reconstruir la confianza”, con el objetivo de “evitar el desplome de la Davoscracia y que en consecuencia el “Hombre Davos” pase a ser una vieja quimera, el conclave utiliza “renovadas figuras públicas” para darle otra cara al capitalismo global, de allí que entendamos participaciones como las de Javier Milei o el derrotado Zelenski” y las voces de otros tantos líderes neoconservadores como Giorgia Meloni en Italia o la propia Maria Corina Machado en Venezuela o la utilización de figuras ¿con otra tendencia ideológica? como Bukele, en El Salvador. Las cartas siguen sobre la mesa.
En esta ofensiva, en Venezuela, María Corina Machado, sigue a todo tren, en primer lugar, lograr que se le reconozca como único interlocutor de la oposición con el Gobierno Bolivariano en la Mesa de Diálogo, paso previo para lograr su habilitación política. Para ello está clara la ruta, por un lado, la calle, retomar con fuerza la movilización de los sectores de la oposición, todo esto acompañado de una potente campaña mediática que permita darle continuidad a la narrativa creada a partir de las Primarias de la Oposición de finales del año pasado. Por el otro lado, lograr la unificación del sector del G4 en torno a su candidatura, punto este que por ahora ha logrado consolidar. Y finalmente, pero no menos importante, pescar en el Chavismo adeptos a sus ideas, misión acompañada por Rafael Ramírez y sus derivados “rojos rojitos” en el país; Toby Valderrama, Antonio Aponte y otros. Incluso debemos colocar en el análisis, la probabilidad, LA CERTEZA, que recrudecerán las sanciones contra Venezuela de la mano de Washington y acompañada de este sector de la oposición. A pesar de que para este sector, agrupado en la Plataforma Unitaria, tal iniciativa constituya un boleto a lo desconocido. Ya lo asomaba Luis Vicente León: “Lo que realmente están diciendo quienes piden regresar a la estrategia sancionatoria es que han sido completamente incapaces de desarrollar una estrategia efectiva para resolver la crisis política del país, por lo que prefieren el simplismo de vender la idea de que están “castigando” a Maduro con sanciones que al final han demostrado que castigan infinitamente más a la población, a la infraestructura, a los sectores productivos y al país en general”.
“No pueden hacer elecciones sin mí y esos millones de venezolanos que representamos”, ni, “lo que viene es delicado y complejo, hay que actuar con serenidad”, son frases caprichosa tirada a los cuatro vientos sin sentido. Ya lo ha dicho el principal asesor político de MCM, el adeco Carlos Blanco, “cualquier idea para sustituir a la candidata es una traición a la voluntad popular expresada el 22 de octubre (…) Esa tesis no camina”. Entonces, ¿Juego trancado? Pensaría uno que la Mesa de Diálogo estaría para resolver este tipo de dilemas, pero cuánto seria el costo político para el Chavismo la habilitación política de la Machado. Parafraseando a Carlos Blanco, “esa tesis no camina”. Debemos prepararnos para cualquier escenario, “nervios de acero, calma, cordura y máxima conciencia popular”, es la máxima lanzada por el Presidente Nicolás Maduro. Estamos ante una partida de ajedrez global, un final de peones entre José Raúl Capablanca y Adrian García Conde. En esta final, Capablanca encuentra el siguiente remate táctico, 39.b4! Sacrifica para crear un peón pasado en el flanco dama, ya que después podrá crear otro peón pasado en el flanco rey con el avance g5.
Un principio de los vietnamitas encabezados por Ho Chi Minh durante la negociación con los Estados Unidos durante las Conferencias de París, fue, “consistente en lo estratégico y flexible en lo táctico”, durante todo el proceso de negociación siempre se mantuvo el principio de la independencia y la autonomía. Las conversaciones transcurrieron durante largos 5 años, en medio de la crueldad de la guerra, en paralelo que iban transformando cautelosamente, victorias en el campo de batalla, se iban logrando el éxito en la mesa de negociación. Nguyen Thi Binh, ministra de Relaciones Exteriores de la República de Vietnam del Sur en el período 1969-1975 y jefa de la delegación negociadora del Gobierno Revolucionario Provisional, precisó: “La primera lección consiste en estar al tanto de la situación, conociendo bien las fortalezas y debilidades nuestras y las de los enemigos. La segunda lección es saber aprovechar las oportunidades. Tercero, hay que tener una sabia estrategia y determinar cuáles son los objetivos principales y cuáles los secundarios”.
¿Qué sacrifica el Chavismo en la partida para garantizar las elecciones 2024? ¿Qué sacrificaría la oposición para lograr su objetivo en el 2024? ¿Qué sacrificarían los Estados Unidos para avanzar en su plan para aniquilar el proyecto Bolivariano? ¿Habrá venido Serguéi Lavrov a Venezuela para recordarnos las enseñanzas de Anatoli Kárpov ante Bobby Fischer?
Por ahora, el Chavismo cuenta con un plan y un candidato. La oposición, con un plan y la incertidumbre de que su candidato entre en el tarjetón electoral final. No basta que el mundo político esté involucrado, nos toca convencer al ciudadano de a pie, que un proyecto llamado Venezuela, no tiene futuro en quienes con la idea de colocar el sombrero imperial sobre la tierra Bolivariana, invocan la intervención militar de una potencia extranjera o solicitan más sanciones contra el país. Lograr el consenso político para enfrentar esta amenaza es cuestión de supervivencia, no de un parcialidad política, sino la supervivencia de la Patria, tal y como la conocemos.