Llueve pero luego escampa.

“El futuro económico venezolano tiene frente a sí la presión histórica de un cambio en los patrones fundamentales de su estructura económica. A la condición petrolera, cuyo clímax se alcanzó entre 1980 y 1981, y que desde entonces ha comenzado a menguar, habrá de sustituirlo una nueva condición económica, que en sus rasgos esenciales será semejante a la de cualquier economía normal que comercia en el concierto de las economías capitalistas”.

Asdrubal Batista. 1984.

¿Cómo se maniobra un buque como el MSC Tessa, con una capacidad para llevar 24.116 contenedores estándar, “con 399,89 metros de eslora por 61,56 metros de manga”, para perder inercia y hacer una parada total? Un buque como este debe ser guiado por lo menos por cuatro grandes barcos remolcadores especiales para garantizar su llegada a puerto, no cualquier puerto y tarda horas en reducir su velocidad. En Venezuela hemos tenido nuestro MSC Tessa, la inflación, una que no obedecía a los parámetros económicos clásicos. La máxima de Clausewitz, la guerra es la continuación de la política por otros medios, en el caso de la continuación, en Venezuela ha sido la economía la continuación de la guerra por otros medios.

Hemos frenado nuestro MSC Tessa utilizando una variedad de herramientas en medio de una guerra cruel que ha dejado víctimas, que ha puesto a la pobreza y a la desigualdad, como elementos que amenazan la línea de flotación del  buque. Y sobre esto, otros elementos, como la corrupción, el pillaje sobre el erario público, nos han llevado a una situación difícil.  

La desaceleración de nuestro MSC Tessa ha sido un esfuerzo colectivo, no en vano, hemos sido persistentes en convocar un consenso económico nacional, tal como lo describía, en la Expo Metal Hierro, Acero y Aluminio 2024, recientemente el Presidente Maduro, “una articulación perfecta entre la acción pública, el trabajo de la clase obrera creativa, profesional, culta, organizada y empoderada y la inversión privada nacional, regional e internacional. Alianza perfecta, pública y privada”. Un consenso que ha trazado como objetivos, recuperar la capacidad productiva y lograr niveles superiores de satisfacción en el pueblo venezolano. En el modelo económico que estamos construyendo, capacidad productiva no va desligada de conseguir la suprema felicidad del pueblo. “Tenemos que desplegar al máximo el nivel las fuerzas productivas de un país que lo tiene todo para construir su desarrollo, su prosperidad y su felicidad social, que al final es el objetivo”, nos traza la ruta el compañero Presidente Maduro. Estimar un crecimiento de 8% de la economía venezolana, no se hace sobre los restos que nos dejan la pobreza y la desigualdad, y en esto está claro el primer mandatario nacional y candidato de Chavismo, Nicolás Maduro. A pesar de que un sector minoritario de una izquierda extraviada en el coqueteo con la extrema derecha se empeñe en vendernos la máxima que estamos ante un gobierno neoliberal.

El gráfico contiene información sobre el comportamiento de la inflación desde el 2008 al 2023. La inflación, entre el 2008 y el 2012, se mantuvo en un promedio más o menos del 20%. En 2013, a raíz de la muerte del Comandante Chávez, la inflación empezó a experimentar un incremento importante, que, aun en ese año, era controlable. Desde el 2014, empieza a subir a 53.4%, en el año 2015, supera el 100%, lo que era ya muy alta. Desde este momento, la inflación se incrementa considerablemente hasta llegar al 2018 a su pico más alto, una inflación del 1000% (inflación tumba gobierno), lo que los expertos en economía definen como hiperinflación. En el 2019, la inflación disminuye a un poco más del 600% pero los precios siguen aumentando, en el 2020, se ubica en el 800%. Recordemos las guarimbas, la guerra de los puentes, Gedeón, Operación Libertad, etc. A partir del 2021 comienza la desaceleración y se ubica por encima del 200%, aun muy alta pero lejos del 1000%. En 2022 continúa la inflación su descenso y en el 2023 cierra en 116%, una inflación aún alta. En el 2023, el comportamiento de la inflación evidencia un control de la misma. El crecimiento de los precios se mantuvo controlado. Venezuela, de esta manera, superó la tasa de inflación alta. Este año la inflación arrancó en el año con un 1.7%, inflación muy baja. Si se mantiene este ritmo (sin que los gringos metan sus manos) y multiplicamos esta cifra por 12 (los meses del año), podríamos este 2024 cerrar con una inflación del 20%. El Gobierno Bolivariano, con Nicolás Maduro al frente del combate a la inflación, ha logrado detener nuestro MSC Tessa.

Durante los últimos años, hemos enfrentado más de 930 medidas coercitivas unilaterales impuestas, la producción petrolera ha caído 87% y se dejó de producir un acumulado de 3.993 millones de barriles, que se tradujeron en 323 mil millones de dólares en pérdidas, con mucho esfuerzo hemos puesto nuestra capacidad en producir 800 mil barriles diarios. 642.000 millones de dólares dejaron de entrar producto de las medidas coercitivas.

Desde Hugo Chávez, hemos construido un pensamiento económico en constante movimiento y original, “en constante dialéctica situacional”, único, pero que no puede ser encasillado en algún cuerpo teórico. Desde Chávez hasta Maduro, nuestro modelo, el CAPITALISTA RENTISTICO PETROLERO, sus vaivenes, su marcha y contramarchas, su crisis, su existencia, la hemos enfrentado con un pensamiento Heterodoxo. Hemos tomado de todo un poco para encontrar salidas a un modelo que sigue vivito y coleando, en pleno apogeo.

 Con Chávez y Maduro, nos hemos planteado el Socialismo como una alternativa a nuestro capitalismo (único, no hay otro en el mundo), recordemos la campaña por la presidencia en el 2006, el Socialismo fue la oferta electoral planteada por toda la calle del medio y aun al día de hoy, no hemos renunciado a ello, el propio Nicolás Maduro lo ha dicho, “construir nuestro propio modelo socialista desde la base”, teniendo “la felicidad social del pueblo venezolano” como base.  Nuestro modelo, el de la Revolución Bolivariana siempre colocara al hombre y a la mujer venezolana de primero, tengamos esta premisa a la hora de evaluar lo hecho  y lo dejado de hacer en 25 años de Revolución. No volveremos seguramente al auge de los mejores años del gobierno del Comandante Chávez y por qué pensar en ello cuando estamos en un nuevo momento, una nueva época.

Nuestra salida a la crisis del modelo capitalista rentístico petrolero, va de la mano de la búsqueda de una salida de carácter planetario, el nuevo orden multipolar que se abre paso es parte de ello y en ese gran camino, Venezuela tomó partido.

En una entrevista hecha a Álvaro García Linera por Iván Schuliaquer, este último le preguntaba ¿Dónde pensás que se va a terminar de definir ese juego y de qué forma? Y Garcia Linera le respondía, “¿Cuál va a triunfar? El que entre con más vigor, el que logre mayor respaldo social y el que estabilice la economía a largo plazo”. Aquí nuevamente la importancia de lograr el consenso nacional, el económico, el político, en función de colocar a Venezuela en una nueva etapa de su historia, algo debe decirnos la palabra de Nicolás Maduro cuando se refiere a la construcción de la nueva mayoría.

En la misma entrevista, García Linera hace referencia al “horizonte predictivo”, “La política es fundamentalmente la disputa por el horizonte predictivo de una sociedad, el monopolio del horizonte predictivo”. Nos acerca incluso más al concepto, La capacidad de imaginar lo que viene de aquí a un año o dos. Si vas a poder ahorrar, si vas a poder viajar, si vas a poder comprar una bici, si vas a poder darle mejor ropa a tu hija, si vas a mejorar su alimento”. Claves para García Linera que permiten comprender el funcionamiento de la economía. Y si algo tiene nuestro proyecto, la Revolución Bolivariana, es la capacidad para trazar una ruta hacia el futuro. Desde el Comandante Chávez, con el Plan de la Patria o ahora con Nicolás Maduro y el planteamiento de las 7T-2030. Nuestra Revolución no ha entrado al siglo XXI de manera improvisada. Hemos aprendido a trazar la ruta hacia el devenir.

Pongamos atención a este planteamiento de García Linera: “Esa creencia en lo que ocurrirá a futuro hace funcionar tu ahorro en los bancos, tu mayor sacrificio en el trabajo, el soportar que te reduzcan el salario o el buscar otro trabajo con más salario. El ir al supermercado, el comprar más o menos, se mueve en torno a las creencias de las personas. Hay que verlo en la dinámica conjunta. Pelea por las ideas, por el horizonte predictivo, pero para que esto tenga sustento, credibilidad, facticidad práctica, que tenga un correlato también con el dinero de mi bolsillo, con los precios, con lo que puedo ahorrar en el banco, con lo que me están pagando mi salario. Si no tiene ese correlato, mi horizonte predictivo se esfuma. Y viceversa: si ese correlato práctico de salario, ingresos, ahorros, no viene revestido de un imaginario, tampoco tiene efecto ni va a ser duradero. Ambos se necesitan. La batalla cultural es ya una batalla económica, y la batalla económica tiene componentes de batalla cultural. Y la solución en uno te ayuda a la solución en el otro y viceversa. Entonces nunca puedes hacer las transformaciones sin caminar con los dos pies. ¿En Venezuela caminamos con los dos pies en esta suerte de construir un nuevo modelo económico? La respuesta es un categórico ¡SÍ! Sería un error dejarnos arrastrar por opiniones como esos sectores que acusan al Gobierno Bolivariano de neoliberal, a los granos de cotufa que buscan emular a la garza y pasar como inmaculados. Los mirones son de palos, dice el buen mortal en plena faena del domino. Fácil es mirar todo el juego como espectador, pero difícil jugarlo mirando solo tus piezas y pretendiendo predecir la jugada del oponente. ¿Cómo se traduce el crecimiento del 8% proyectado en el 2024 en el bolsillo del ciudadano de a pie? No hay que tener duda en que el Gobierno Bolivariano y con Nicolás Maduro a la cabeza, está buscando con los dos pies sobre la tierra resolver los problemas del ciudadano de a pie, ese que ha sido golpeado en esta brutal guerra a la que han sometido a la nación.

Si nos empujan, nos atrevemos a señalar que antes del 28 de julio, habrá por los menos dos aumentos del salario mínimo, sin que ello signifique trastocar la ruta que se ha trazado para mantener a raya la inflación y la estabilidad cambiaría. Impensable esto en el proyecto neoliberal de la oposición nacional. Todo esto bajo el fuego enemigo de quien desea aniquilar a la Revolución Bolivariana. Maduro, bajo la racionalidad chavista va encontrando salidas a la crisis, estamos triunfando con audacia. Responder con sentido de responsabilidad histórica a las expectativas del pueblo es clave para hacer frente a los cantos de sirena de los sectores ultraconservadores liberales. Nuevamente referenciado a García Linera, hemos colocado el listón alto para hacer frente a la crisis, “El dinero es hoy el elemental, el básico, el clásico, el tradicional problema económico y político del presente. En tiempos de crisis, la economía manda, punto”.

Tenemos la fuerza y la capacidad para llevar la nave a buen puerto. Nicolás está al mando del timón y este 28 de julio refrendaremos nuestra decisión bolivariana y chavista.

Miguel Ernesto Salazar

Profesor en Geografía e Historia. Militante del Partido Unido Socialista de Venezuela. Miembro del Equipo Editorial de la Revista Pueblo En Armas.

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