Razón y Esperanza, en el Futuro Emancipador.

La Comunidad Futura es el socialismo comunitario del siglo XXI, en una fase primaria será nacional, para luego irse extendiendo en el continente, y luego planetaria. El objetivo de la revolución no es administrar eficientemente el sistema capitalista, sino el de revolucionar la sociedad en su conjunto, construir una nueva economía, nuevas formas de relacionamiento social entre hombres y mujeres más libres y más plenos, de lo que se trata es de luchar sin descanso por una Comunidad Universal.”.

Roy Daza, La Comunidad Futura. Contribución a la Crítica del Estado Capitalista. 2019.

El futuro contiene lo temido y lo anhelado, dependiendo de la concepción del mundo o de vida que el ser humano construya y se de. No es el mismo futuro para quienes desde la barbarie se aferran a un mundo unipolar que el futuro de aquellos pueblos que abrazan la complementariedad de un mundo multipolar. No es el mismo futuro el que medita el presidente ecuatoriano Daniel Noboa al futuro que sueña despierto el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador. En el primero, el futuro esta defino por el manejo del miedo y el terror, se vale de una esperanza lisonjera y perversa. Para el segundo, el futuro se alimenta de la esperanza, en un soñar hacia adelante, en el que hacia dónde, el para qué, son sometidos la interpelación del colectivo nacional.

“¿Con qué tenemos que soñar?” La humanidad tiene la capacidad para anticiparse, imaginar, ligada esta al trabajo creador. “Todo afecta y todo se ve afectado por todo”, escribió Engels para entender desde una perspectiva materialista y dialéctica la relación naturaleza y la sociedad. En su obra, “Introducción a La Dialéctica de la Naturaleza”, Engels señala que “el hombre surge por la diferenciación, y no sólo como individuo —desarrollándose a partir de un simple óvulo hasta formar el organismo más complejo que produce la naturaleza—, sino también en el sentido histórico”. Y termina de sentenciar que Únicamente una organización consciente de la producción social, en la que la producción y la distribución obedezcan a un plan, puede elevar socialmente a los hombres sobre el resto del mundo animal, del mismo modo que la producción en general les elevó como especie. El desarrollo histórico hace esta organización más necesaria y más posible cada día. A partir de ella datará la nueva época histórica en la que los propios hombres, y con ellos todas las ramas de su actividad, especialmente las Ciencias Naturales, alcanzarán éxitos que eclipsarán todo lo conseguido hasta entonces”. Es esta organización consciente la que aterriza los sueños para colocarlos al servicio del futuro. En estos tiempos “grises”, de “traiciones”, de “extraviados” y de “débiles”, el soñar despierto, la esperanza, necesitan ser reeditadas y repolitizadas.

José María Aguirre Oraá, un teólogo español define la esperanza como “una dimensión constitutiva de nuestro pensamiento y de nuestra acción y por consiguiente de la existencia humana. El interés teórico por conocer, el interés político de guiar la acción humana y el interés de la búsqueda por darle sentido a la vida, el interés por superar la situación presente, son elementos donde la razón abre camino a la esperanza.

El futuro se nos abre como una reflexión dialéctica, entendiendo, la patria que aun no llega a ser, la patria aun no alcanzada, la patria como esperanza, pero no cualquier patria, es aquella que entreteje la revolución, sinónimo entonces de esperanza. ¿Cómo proyectan la esperanza los pueblos para caminar hacia el futuro? Aterricemos la reflexión en la experiencia de la Revolución Cubana. ¿Cuál fue la reflexión del Comandante Fidel y de los barbudos de la Sierra Maestra que sirvió de elemento para sembrar de esperanza al pueblo cubano para proyectar la revolución hacia el futuro? Quedemos solo con uno de los aspectos más importantes de los pilares del esfuerzo cubano. Hay un discurso del Comandante Fidel que sentó las bases de  la política científica de la revolución, nos referimos a “Palabras a los Intelectuales», año 1960. Al poco tiempo de triunfar la revolución cubana, el imperialismo y la contrarrevolución en el mundo, viro su mirada y dispuso toda su fuerza para frenar y aniquilar el proceso emancipador, en este primer año se alentó la fuga de talentos, originando un éxodo masivo de profesionales. En este contexto, Fidel y quienes estaban al frente de la revolución, reflexionaron sobre el rol de la ciencia y el pensamiento para el desarrollo del país: “El futuro de nuestra patria tiene que ser necesariamente un futuro de hombres de ciencia, tiene que ser un futuro de hombres de pensamiento, porque precisamente es lo que más estamos sembrando; lo que más estamos sembrando son oportunidades a la inteligencia; ya que una parte considerabilísima de nuestro pueblo no tenía acceso a la cultura, ni a la ciencia”. Razón y esperanza fueron el carburante para poner el motor en marcha en un largo aliento por la lograr la independencia plena. Desde ese momento, la ciencia dejo de ser un hecho de científicos aislados en un laboratorio del resto del mundo y paso a ser un bien común de los cubanos y las cubanas, todo a partir de la democratización de la educación. Aquí Fidel tensó la revolución. Hoy Cuba, en medio del bloqueo económico ha desarrollado ciencia, tecnología e innovación; las vacunas cubanas contra el COVID, Abdala, Soberana 02 y Soberana Plus, son solo una pequeña muestra del futuro trabajado aquel 15 de enero de 1960. Esta epopeya, Ernets Bloch la resume como la esperanza, convertida en una “intención hacia la posibilidad que todavía no ha llegado a ser: no se trata sólo de un rasgo fundamental de la conciencia humana, sino, ajustado y aprendido correctamente, de una determinación fundamental dentro de la realidad objetiva en su totalidad”.

En Venezuela, hemos comprendido nuestra situación y nuestra condición, en el medio de un feroz bloqueo económico, que ha colocado en el punto más alto nuestras capacidades y potencialidades, y la Gran Misión Ciencia Dr Humberto Fernández-Morán, es tan solo una muestra al hurgar entre la razón y la esperanza que va perfilando la nueva época, en la que hemos asimilado conocimiento y experiencia, pero lo más importante, pretendemos un futuro con un enfoque diferente pues el presente del mundo se subordina al Capital, así lo expresa el mandato de la Gran Misión, “promueve una comunidad de investigaciones científicas y de innovación, dependientes de infraestructuras de compartimientos cerrados donde se mercantilizan los conocimientos y la inventiva”. Presente que debe ser transformado para que “las ciudadanas y ciudadanos tengamos la posibilidad de construir bienestar desde el Derecho Humano y Colectivo a la Ciencia”. Cimientos para un futuro socialista. Porque es este y no otro el futuro que salvara a la humanidad de su extinción. Si la esperanza, como hemos señalado anteriormente, es el elemento esencial que mueve la gran locomotora de la humanidad, si el hombre y la mujer están llamados a superarse constantemente, a crear futuro, no solo limitado a contemplar el mundo sino a transformarlo, se entiende porque de nuestra aseveración sobre el futuro socialista, un futuro emancipador.

Pero este futuro emancipador no puede circunscribirse tan solo a un  concepto local, nacional o regional, debe interpretarse como la oportunidad que tiene la humanidad de preservarse como especie bajo otra concepción de vida y del mundo, el futuro emancipador entonces es de ámbito planetario. Escribía recientemente Aleksandr Dugin; “Multipolaridad: Una era de gran transición y la creación de un nuevo futuro”, “El mundo unipolar es el pasado. El mundo multipolar es el futuro (…) La idea principal de la multipolaridad es la paz y la armonía. Pero es obvio que cualquier cambio en el orden mundial -especialmente uno tan significativo- se topa invariablemente con la feroz resistencia de la vieja estructura. La ola descendente del mundo unipolar impide la ola ascendente del multipolar (…)¡Juntos crearemos el futuro!”.

Es la comunidad universal, volviendo a la cita de Roy Daza, quien soporta la multipolaridad. Por ejemplo, el recién creado Movimiento Futuro, no solamente debemos concebirlo y proyectarlo en lo nacional, su tribuna y su voz debe alcanzar a Nuestra América, y desde ella, plantar la palabra nueva ante el mundo, siguiendo la inmensa huella de la Revolución Bolivariana en los diversos rincones del planeta. Se trata, tal como lo define Bloch, de movilizar todos los dinamismos de la esperanza, de la emancipación individual y colectiva para la consecución de los “posibles”. “¿Qué sería de nuestras sociedades sin la fuerza transformadora de las utopías concretas de emancipación, sin el concurso de “los soñadores sociales”, sin la aportación de los que nos se resignan frente a las injusticias y opresiones existentes, sin el dinamismo de los que esperan “unos cielos y una tierra nueva?” Frente a la guerra y la miseria presente que amenazan nuestra existencia en el planeta, se sigue levantando un proyecto que  configura de manera racional nuestras realidades sociales, económicas, culturales y políticas, en el cual Venezuela, juega un papel estelar bajo la conducción de Nicolás Maduro, en esta era multipolar.

Hace poco no más el presidente Nicolás Maduro expresaba sobre el chantaje de los Estados Unidos y su amenaza de continuar con las sanciones, “No hay sanción, no hay amenaza que hoy por hoy le haga daño al esfuerzo de construir un modelo económico productivo, solo dependemos de nuestro trabajo y la unión que tenemos”. Es una batalla permanente en la que estamos envueltos y que está en tiempo presente, amenazando nuestro futuro. Una batalla que debe ser librada con la razón y la esperanza, las 7T es la concreción de ambas, nos marca el futuro cercano, nos traza la ruta.

Eduardo Galeano, escribió, “Cartas al Señor Futuro”, de allí tomaremos estas líneas finales, “Para estar, para ser, necesitamos que usted siga estando, que usted siga siendo. Que usted nos ayude a defender su casa, que es la casa del tiempo, que es el tiempo de los pueblos en batalla por un futuro emancipador.

Miguel Ernesto Salazar

Profesor en Geografía e Historia. Militante del Partido Unido Socialista de Venezuela. Miembro del Equipo Editorial de la Revista Pueblo En Armas.

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