El USS Venezuela, el anhelo de María Corina.

Por Miguel Ernesto Salazar.

Álvaro García Linera caracterizó hace un tiempo el reposicionamiento de la “restauración conservadora” en el mundo, señalando que “las fuerzas de derecha y las potencias imperiales han hecho, hacen y continuarán haciendo todo lo posible, a través de todos los medios legales e ilegales, por detener cualquier proceso emancipativo de los pueblos. Esa es su razón social y la energía de su existencia (…) Ahora la punta de lanza es mediática, económica, social y cultural y, solo después, –llegado el caso–, de confrontación social, con posibilidades de recurrir a la fuerza armada”.

La restauración ocurrió en la fecha de inicio de la constitución del Foro para el Progreso de América del Sur (Prosur), anunciado por quien fuera uno de los adversarios más acérrimos de la Revolución Bolivariana, Iván Duque, el 14 de enero de 2019. Su creación formal tuvo lugar el 22 de marzo de ese año en Santiago de Chile, en un encuentro de presidentes convocado por Sebastián Piñera. Son ocho los países miembros: Argentina, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, Guyana, Paraguay y Perú. Bolivia y Uruguay, vieron los toros desde la barrera. La Venezuela, por supuesto, no solo fue excluida, sino que era el objetivo en la mira.

Prosur quería coordinar políticas públicas para defender la democracia, la independencia de poderes, la economía de mercado y la agenda social. También quería eliminar los procesos alternativos integracionistas como UNASUR y la CELAC. El objetivo central era volver a colocar a las naciones del Sur en la vía de la economía de mercado y, en este contexto, revivir el ALCA, como estrategia de cooperación con los Estados Unidos. Pero para la estabilidad de la economía de mercado le hacían falta dos elementos centrales para esta iniciativa de “restauración conservadora”, la seguridad y defensa.

A principios del mes de octubre de 2021 se llevó a cabo un foro entre la OEA y la naciente PROSUR que fue llamado, “FORO PROSUR-OEA: SEGURIDAD REGIONAL Y AMENAZAS HÍBRIDAS”. El Foro recordó entre sus asistentes “la visión hemisférica adoptada en la Declaración sobre Seguridad en las Américas, que es de alcance multidimensional y que incorpora una concepción integral del conjunto de amenazas, tanto tradicionales como emergentes”. Los “expertos” caracterizaron las “amenazas híbridas”, “En el caso de las Américas, el aumento de las amenazas híbridas se da en un período en el que los focos de violencia y conflicto ya no son entre los Estados, sino al interior de los mismos, en las zonas de frontera y en las áreas urbanizadas. Además, cada subregión tiene factores de riesgo particulares que deben ser tenidos en consideración”. Entre las conclusiones que llegaron en aquel momento fue el “Fortalecimiento de la aplicación de los instrumentos del sistema interamericano para la protección de la democracia”. ¿Cómo lograr este cometido? El TRATADO INTERAMERICANO DE ASISTENCIA  RECÍPROCA, sigue siendo la apuesta principal de quienes asumen la “defensa y la seguridad” como elemento de contención contra la amenaza a  la “democracia y la libertad”.

Recordemos que en el 2020, María Corina Machado solicitaba a la OEA la aplicación del TIAR sobre Venezuela: “¡La única opción es vencer! Y el único camino que permite deshacerse de las mafias y de la corrupción es el TIAR”. Un documento fechado el 11 de mayo de 2020, bajo el título, “URGE UNA OPERACIÓN DE FUERZAS CONCERTADAS PARA DETENER LA TRAGEDIA DE VENEZUELA”, hacia el llamado “A los ciudadanos y gobiernos democráticos de Occidente”, para librar la “lucha espiritual entre el bien y el mal”, como casualmente hace unos días caracterizaba su versión de lucha, “Hasta el Final”.

El comunicado de la coordinadora de “Vente Venezuela”, manifestaba: “Postergar la resolución de la situación que atraviesa Venezuela es un error garrafal que conllevaría un altísimo costo en vidas para los venezolanos y en desestabilización para los demás países del hemisferio (…) sus perpetradores no descansarán en su propósito de desestabilizar a las democracias de la región”. Algo parecido a la doctrina militar colombiana de Seguridad Democrática basada en el concepto del “enemigo interno” que ha significado “la persecución y exterminio físico y político” para quienes piensen distinto al proyecto construido por el uribismo las últimas dos décadas. Es más, sin ser exagerados, evoca a la Doctrina Monroe para arropar su concepto de seguridad y defensa. En el pensamiento de María Corina el Proyecto Bolivariano es el “enemigo interno” que amenaza la “democracia” en la región. “Comunismo o Libertad” es la consigna que desempolva María Corina del baúl de la Guerra Fría. Incluso, me atrevería a señalar que la Machado es contraria a la “Paz Total” que propone el actual presidente de Colombia, Gustavo Petro, en una franca contraposición con la “Seguridad Democrática” del uribismo.

En aquel documento, más adelante se menciona sin estupor, “Invocamos nuevamente el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), y al principio suscrito por la Organización de las Naciones Unidas de Responsabilidad para Proteger (R2P). A la Asamblea Nacional de Venezuela, le reiteramos la urgencia de la aprobación del artículo 187 numeral 11 constitucional, como señal inequívoca de que los venezolanos estamos dispuestos a hacer nuestra parte”, ¿Hasta el final?

Sobre la FANB, en el documento de “Vente Venezuela”, primero que nada, su sentido Bolivariano desaparece, “…las Fuerzas Armadas se están desmembrando y con ello corremos el riesgo de terminar de perder a la principal institución llamada a recuperar la soberanía nacional, profundamente desfigurada por el régimen criminal”. Y para terminar de colocar la banderilla, señala: “Con el incentivo de mejores beneficios y mayor capacidad operativa, estamos presenciando la migración de nuestros efectivos militares hacia los grupos disruptivos para terminar conformando una red de ejércitos sin comando centralizado, mezclando elementos militares, capos criminales, paramilitares y grupos foráneos de terroristas y traficantes”. La misión de la Machado y de quienes la acompañan es clara, no tiene disimulo, es desintegrar a la FANB y devolverla a su punto inicial, convertirla en un instrumento subordinado a los intereses de los Estados Unidos, reviviendo a Monroe y a Adams, en un afán por revivir la Guerra Fría, estrechando para ello la inmensidad del Atlántico y desintegrando al ejército para convertirlo en un aparato policial estrictamente represivo. Su objetivo no es otro que aniquilar el carácter popular de la Doctrina Militar Bolivariana, con ello romper el segundo espinazo de la Revolución, que es su carácter cívico-militar. Ya han hecho esfuerzo por quebrar el espinazo económico a través de las sanciones y el bloqueo criminal. Con la FANB, vendrán después, PDVSA y más allá de sus fronteras, nuevamente UNASUR, la CELAC y la OPEP. Y finalmente el puntillazo al mundo multipolar asociado al  imperialismo estadounidense por preservar la precaria hegemonía que trata de salvaguardar.  

El desfile cívico-militar del pasado 5 de julio, nos expone claramente la amenaza de la “restauración conservadora” a escala planetaria, pero con pie anclado en nuestra realidad. El parte del ViceAlmirante Ashraf Abdel Hadi Suleiman Gutiérrez, encargado del desfile, tan solo es el preámbulo, “¡Chávez Vive! ¡Independencia y Patria Socialista! ¡El sol de Venezuela nace en el Esequibo! ¡Independencia o Nada! ¡Leales siempre! ¡Traidores nunca! –es como nuestra versión de resistencia al “Hasta el Final” de María Corina- Participan, 15.432 patriotas bolivarianos, revolucionarios, antiimperialistas, socialistas y hoy más que nunca profundamente chavistas, en perfecta fusión cívico-militar. Organizados, entrenados, equipados y adiestrados bajo el Método Táctico de Resistencia Revolucionaria (…) aquí se encuentra el Pueblo en Armas”. Un hipotético gobierno de la reacción ultraconservadora acabaría de un plumazo con los conceptos emitidos por el ViceAlmirante y es lógico, sería un gobierno antipopular que buscaría en el propio pueblo al “enemigo interno” que resistiría al neoliberalismo implementado por quienes anhelan retomar el poder.

El ViceAlmirante Suleiman Gutiérrez, vuelve a colocar la incógnita sobre un hipotético oscuro futuro. ¿Cómo sería la conmemoración del bicentenario de la batalla naval del Lago de Maracaibo? “Timón firme, maquinas todo ante, hacia la consolidación del proyecto republicano de Bolívar y Chávez, surcando las tempestades producto de los nuevos intentos de colonialismo que han fracasado gracias a un pueblo revolucionario consciente de su Fuerza Armada Nacional y de sus líderes”, le dice a los cuatro vientos en la planada de la Academia Militar al Comandante en Jefe, el Presidente Nicolás Maduro. Con María Corina tendríamos a la IV Flota del Comando Sur realizando maniobras en aguas Venezolanas, el USS Venezuela contra los pueblos de Nuestra América y el Caribe. María Corina haría reflotar las dos goletas de bandera estadounidense, el Tigre y la Libertad.

María Corina lo tiene claro, para aniquilar de raíz la Revolución Bolivariana debe acabar con la FANB. Desmembrar a la Milicia Bolivariana, 4.000.000 Milicianos de ciudadanas y ciudadanos en armas, 1.165 Agrupamientos Populares de Defensa Integral (APDI), 14.383 Bases Populares de Defensa Integral (BPDI), 50.459 Unidades Populares de Defensa Integral (UPDI). María Corina suprimiría, sin duda, por ejemplo, el 13 de abril como día conmemorativo de la Milicia y lo cambiara al 11 de abril, día en que la oligarquía venezolana dio el primer zarpazo contra la Revolución. Para la Machado, la Milicia “es inconstitucional; en consecuencia, (…) es NULO”, es “…la mayor ofensa del régimen a nuestra Fuerza Armada Nacional. Una burla. Que vergüenza”, tal como declaro un 13 de abril 2015. Y otra vez una declaración sobre la FANB sin el espíritu BOLIVARIANO. Bolívar es su enemigo histórico, transmitido de generación en generación.

La propia Constitución para la Machado es documento para ser borrado de la historia venezolana, un accidente que nunca debió suceder. La Constitución de 1999, no solo  refundó la Patria como un bien común, sino que también  refundó a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, “al incorporar una nueva doctrina, organización y equipamiento, así como elementos de carácter filosófico y funcionales basados en el Pensamiento Militar Bolivariano”, como lo ha señalado el propio G/J Padrino López. La nueva Doctrina, unificó “en un solo cuerpo militar uniforme, acabando con la separación de distintas fuerzas, que funcionaban de manera anacrónica, pero preservándolas como componentes de un todo monolítico”. Aquí una de las razones por la que María Corina se refiere a la FANB nuevamente con el plural, “las Fuerzas Armadas”, nuevamente el objetivo es desintegrarla.

En el continente, la historia contemporánea de Nuestra América ha tenido ejemplos, la derrota del Sandinismo a manos de Violeta Chamorro a principios de la década de los noventa, llevo a quienes retomaban el poder a plantearse un acuerdo de transición con el Ejército Popular Sandinista como protagonista. Recordemos, no fue si tres años después que el general Humberto Ortega, jefe del Ejército, fuese sustituido y el cambio gradual de la doctrina se manifestara una década después. Como la Machado en querer desterrar a Bolívar del nombre de la FANB, la Chamorro y la oligarquía, impusieron el primer cambio recién asumido el poder, borrar la palabra sandinista de la nomenclatura del ejército nicaragüense. La reacción conservadora en Nicaragua llevo al país a postrarse ante las medidas del FMI que por años retrocedieron todo lo conquistado por la Revolución Sandinista. En el año 2007, el Sandinismo llegaría al poder, esta vez por la vía electoral para consolidarse hasta el sol de hoy.  

El plan de María Corina y del clan ultraconservador occidental está develado, su plan no es electoral, ¡Hasta el final! Es el anuncio de la reconquista por el poder y pasa por la confrontación. Pero la oposición sigue cometiendo el error que la acompaña desde 1998, subestimar la fuerza del Chavismo, el Pueblo Bolivariano no aparece en sus cálculos para su devenir conservador, sino no es sometido a sus intereses de clase. Y como expresará, El GJ/ Padrino López para dejarle claro a María Corina y su clan: «siempre decimos que hay una rémora por allí latente de odio, visceral, contra los soldados y contra el pueblo. Nosotros vamos a seguir haciendo nuestra tarea, pueden atacarnos como quieran hacerlo, por los flancos que sean: de frente, por la retaguardia, aunque nosotros vamos a seguir haciendo nuestro trabajo, que es garantizar la independencia del país, defender el pueblo como nos lo ha ordenado y sumarnos a todas las tareas de desarrollo nacional como lo tenemos previsto para este año y todos los años que vienen».

¡Nosotros Venceremos!

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